30 plazas iban destinadas a los beneficiarios del mencionado Taller y el resto fue ofertado a la comunidad en general. Como comenta la Dinamizadora Social de Servicios Sociales Comunitarios, Maite Caballero González, es la segunda vez que se visita la piscina salada desde el pasado junio con motivo entonces del cierre del Taller de Memoria, pues la gente quedó maravillada con el lugar y querían repetir.
En esta última visita todos disfrutaron de la peculiar piscina de 120 metros cuadrados, pasearon por la Vía Verde de la Sierra Norte de Sevilla que allí mismo comienza, comieron al aire libre, recogieron moras e incluso flores silvestres con propiedades medicinales para hacer tónicos analgésicos naturales. Es por ello que con todas estas actividades disfrutasen de una estupenda jornada rural.